
Reinaba un profundo silencio.
Sólo, roto por los ladridos alegres de mis perros...
Veía a mi ciudad perdida en la ría, que engrandecía
más el silencio y mis pensamientos...
¿Qué mensajes me manda el destino?
No tengo capacidad de elegir....
porque desconozco lo que me pueda pasar...
El antagonismo del devorador y del devorado lleno de destructividad...
El precio de mi libertad.
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