Hace treinta años aproximadamente, despediéndome de Olga y de mis hijos, encontré un papel cutre cuidadosamente doblado con un dibujo de la luna comida y llorando.
La poesía decía(estaba escrita en catalá).
He mirado al cielo.
Y he visto con angustia.
Como los dioses, enemigos de la Luna
se la querían comer a grandes mordiscos.
Y he temido verla desaparecer...
En aquella noche, de Luna
grande, redonda y blanca.
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